Camino solo por la senda del silencio, de la introspección interior…. Que ridículas resultan las cosas de los hombres cuando la tierra nos habla con su más profundo silencio. Parece como que no hay nadie, pero son millones los oídos que nos escuchan desde las mas profundas sombras; animales y plantas, y con todos ellos, meros amplificadores, nos escucha ella, el alma más profunda de nuestro mundo, por no decir de los grandes oídos del padre Universo.
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Anvik HerrRed (c) Madrid, 17.04.2010
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