Introducción.-
Existe una luz dentro de los “recovecos” escondidos en barrancos coronados por formaciones rocosas abruptas y en montañas rocosas.
Traspasar el umbral de cuevas ocultas para poder sucumbir al deseo de encontrar tesoros deslumbrantes pero que tienen el peligro de que sobrevenga la locura del cuerpo y del espíritu.
La llama prendida nos permite internarnos por estos pasillos naturales, donde tan solo reina el más absoluto silencio y nos acuchilla sin clemencia la soledad, recreando un escenario de muerte.
Por fin, llegamos a la antesala, donde el espíritu de la gran madre nos habla. La antesala que nos puede poner en contacto con el corazón del mundo. Una especie de teléfono, de sistema de comunicación con la “esencia” del ente que mantiene la vida sobre todo el planeta. “La esencia misma de la vida”.
Si profundizamos mas en el submundo, encontramos capas intermedias que dan paso al “magma”, la sangre del cuerpo planetario.
Los seres humanos, junto con todos los demás seres vivientes, somos “hijos de este mundo”. Cuando se produzca “la nova”; entonces, todos regresaremos a la “esencia del núcleo”, para fundirnos con el, para “regresar” al seno del origen de la vida, y proseguir la diáspora a través del vasto universo, en busca de un nuevo destino, de una nueva consolidación donde la energía vuelva a componerse en materia y formar un nuevo mundo.
Iremos madurando a través de nuestro viaje a través del cosmos, unas veces desarrollando vida en forma de materia, otras, viajando a en forma de energía, resultante de la nova.
¿Existirá un desenlace, un final? … ¿Regresaremos a “la nada”, al estado no existe la materia, donde el concepto de inexistencia absoluta tan solo sustenta prisionera la materia en una especie de letargo, como si de unas “vacaciones” del universo se tratase.
Comunicación núcleo terrestre planetario – raza humana
A veces con algunos sujetos humanos se consigue una conexión y así “la esencia”, “la madre”, puede transmitir recomendaciones y deseos para la humanidad.
Son sus hijos, los más apropiados e inteligentes, fruto de su continua experimentación a través de la evolución y la mutación consiguiente
A través de la historia de la humanidad, esta conexión se ha producido en algunas ocasiones dejando una intensa impronta.
Un ejemplo de los mas significativos se ha producido a través de “los profetas”; seres humanos dotados de una alta y especial “sensibilidad” y sujetos óptimos para que se pudiera producir esa “especial” conexión entre ellos y el alma y la inteligencia de la “madre tierra planetaria”.
El núcleo, donde reside la “primigenia esencia”, “el cerebro del mundo”, ha sondeado siempre mediante múltiples formas a las diferentes especies más inteligentes intentando llegar a la creación de un modelo lo más adecuado y aproximativo a la esencia, logrando así una herramienta que tal vez pudiera servir alguna vez para un fin concreto. (Se crean medios para alcanzar otras realidades).
Existió un momento determinado en la historia donde esta conexión alcanzó un punto zenit, cuando un ser humano llegó a conectar intensamente con el núcleo, lo fue sin duda en muchos momentos de su vida, pero el instante más álgido se produjo cuando “Jesús de Nazaret” se encontraba sufriendo crucificado en la cruz. Ese instante de máximo sufrimiento debió de abrir una puerta de directa conexión con la “madre”, y algo espectacular e impresionante sucedió.
Cuando Longino, el soldado romano clava la lanza en el costado de Jesús, este acto, funciona como una “llave” que facilita el establecimiento de una intensa conexión con el núcleo. (La madre planetaria).
Para los soldados romanos y las gentes que presenciaron el fenómeno debió parecerles algo increíblemente asombroso y milagroso cuando el cielo se abrió, fenómeno que se produjo al moverse la energía de la tierra originado por el núcleo terrestre.
Otra de las formas de conexión que el núcleo ha encontrado para comunicarse con la raza humana, ha consistido en las conocidas “apariciones marianas”, y a través de estas proyecciones de formas humanas divinas, el núcleo ha logrado establecer una especie de “comunicación”, donde se dan consejos y advertencias y se intenta dirigir al rebaño por el buen camino.
Teoría de la comunicación sensitiva-sensorial entre diferentes núcleos planetarios.
La “clarividencia”, nos permite un “viaje especial” por los entresijos del Cosmos. Existen multitud “infinita” de “núcleos” estableciendo su particular conexión con infinitas razas de especies inteligentes repartidas por todo el universo.
La pregunta, la gran incógnita es si los diferentes núcleos son capaces de establecer una “conexión” entre ellos, o si son absolutamente dependientes de sus propias razas inteligentes, con el objeto de que sean únicamente estas las que puedan, en algún momento, ser capaces de establecer esa “especial conexión y entendimiento”.
Cuando algún día, algunos individuos, representantes del planeta tierra, logren llegar físicamente a posarse sobre algún planeta dotado de un núcleo “vivo”, no solo entraran en contacto con otros seres vivientes, en el caso de que existan en ese nuevo mundo, sino que en algún instante de su permanencia, y mucho mas si esta es prolongada, quizás sean capaces de establecer una especial conexión con el núcleo de ese mundo, y en el caso de que sea satisfactoria, entonces existirá una buena condición de “colonización”.
Un aspecto interesante sería conocer si ese núcleo está en una posición “adolescente” o “madura”, pues la primera indica poder disponer de mucho tiempo de energía y vida, y posiblemente esté en periodo de experimentación con el cambio y la mutación. Esto permite pensar en una aceptable adaptación de una foránea especie proveniente de otro núcleo lejano, y en una posible “conexión” con el consiguiente nuevo aprendizaje.
Un pensamiento ideal vendría a ser la posibilidad de una “interconexión” entre núcleos cósmicos, en donde la experiencia proveniente de los núcleos maduros podría ayudar al desarrollo de los núcleos más jóvenes e incipientes.
Tal vez se podría (de hecho se podría haber estado produciendo siempre) dar este fenómeno tan maravilloso en el universo que permitiera mejorar la configuración de los sistemas galácticos, sentando las bases para que el Cosmos se pudiera encaminar hacia un sistema global mas estable y menos caótico, tal vez alcanzar un estado de paz universal cósmica.
Interconexión de núcleos, bien a través de ellos mismos, o bien a través de sus representantes, es decir, de sus propias creaciones, o hijos mas inteligentes y sensibles, facultados para ser capaces de establecer en un momento determinado, una buena “conexión sensorial y perceptiva” con otros núcleos planetarios.
Se supone que la otra posición de “madurez” de los núcleos, indica que el planeta ha alcanzado un nivel óptimo y máximo de aprendizaje y auto experimentación, pero conlleva el inconveniente, quizás, que para una nueva raza colonizadora pueda suponer que existe menos tiempo de permanencia sobre el planeta, ya que la “muerte” del núcleo se encuentra cada vez más cercana, y en un planeta con su núcleo extinto, la vida es una mera quimera.
Prototipo probable de una nueva raza futura terrestre
Individuos estilizados, pálidos, extremidades alargadas, finalizadas en dedos alargados de alta sensibilidad táctil. Bípedos con capacidades de movimiento lento y rápido. (Sincronización de velocidades). Cerebro con alta capacidad de reflexión y pensamiento, dotado de altas capacidades sensoriales-sensitivas, que puedan permitir una mayor y mejor conexión con el núcleo planetario, así como una mejor clarividencia y facultades telepáticas con su entorno global. (Cosmovisión).
Alto desarrollo de todo tipo de habilidades sociales y tecnológicas, requisitos imprescindibles para alcanzar físicamente otros núcleos y lograr una mejor adaptación de la especie al nuevo planeta y a su sistema circundante galáctico.
Capacidades reproductivas, en función de las necesidades del núcleo y del entorno. Sociedad tecnológicamente muy avanzada y extremadamente respetuosa con el ecosistema ambiental del planeta. Cuidadosos con el entorno y de acuerdo con las recomendaciones de la “madre” planetaria.
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Anvik HerrRed © 18.10.10